Los ftalatos son un grupo de compuestos químicos artificiales denominados plastificantes que son utilizados principalmente para producir cloruro de polivinilo (PVC), porque tienen la capacidad de incrementar la flexibilidad de los plásticos. Su presencia en la vida cotidiana está muy extendida, tanto que podemos encontrarlos en los envases para alimentos, juguetes, cables, mangueras, botas de lluvia, etc.
Numerosos estudios realizados en ratas concluyeron que los ftalatos podrían causar alteraciones en la salud de los machos de estas especies; por ello, en el 2017 la doctora Shanna Swan y su equipo de investigadores completaron un estudio importante sobre los ftalatos en los humanos.
Se descubrió que los fetos varones de las mujeres embarazadas que estuvieron expuestas a ftalatos, tuvieron consecuencias negativas. El ftalato no les permitió tener un desarrollo completo del sistema reproductivo, causando deformidades en los órganos reproductores, alteraciones hormonales y disminución de la AGD (distancia anogenital) en los hombres, lo cual explica por qué durante las últimas cuatro décadas, los niveles de esperma entre los hombres de los países occidentales se han reducido en más del 50 por ciento.
Otros estudios epidemiológicos demostraron que algunos ftalatos aumentan el riesgo a las personas de sufrir diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, entre otros.
Desde 1950 la ola del plástico ha ido en aumento. Imaginar un mundo sin él es casi imposible. La mayoría de los objetos en nuestras casas, calles, oficinas e incluso nuestras ropas y envoltorios de alimentos están compuestos de este material.
Diariamente estamos expuestos al plástico y a sus componentes, y sin darnos cuenta nuestra salud se ve afectada. Hay que pensar en un cambio, por ejemplo, optar por envases de fibras vegetales, utilizar recipientes de aluminio o cerámica, utilizar prendas de algodón orgánico, entre otras.