«Nunca es tarde para empezar» suelen decir. Creo, que las cosas siempre suceden con un propósito en la vida. Como cuando aprendí a surfear, a los 35 años. A algunos les parecerá tarde, a mí me pareció justo a tiempo.
Aprender a surfear es como aprender un nuevo idioma. Mirar el mar y saber cuándo es el momento de entrar, es poder leerlo. Y como cualquier idioma, lleva tiempo entenderlo. Comunicarse con las olas requiere esfuerzo. Debes remar mar adentro para alcanzarlas. Debes usar la fuerza de tus brazos para llegar, y la estabilidad de tus piernas para levantarte.
Un día, mientras remaba, residuos de basura se anclaban en mis brazos. Vasos y despojos de plástico flotaban a la deriva. Ahí me di cuenta de que educarse solo significa “prepararse”, si llegado el momento, estás listo.
Matter es mi respuesta a la pregunta: ¿Y tú qué vas a hacer para cuidar el futuro de este lugar, nuestra casa común?
Ya es tiempo de levantarse y entender qué debemos hacer, pensé. Hay que empezar ahora, porque a veces sí puede ser tarde.
Una fuente de inspiración para iniciar Matter, fue estar cerca de start-ups, en California, en una atmósfera en la que se respiraban ideas e iniciativas de emprendimiento.
Más tarde, asistir a convenciones de inversionistas de impacto que compartían estrategias basadas en tres directrices: conseguir un impacto económico, un impacto social y finalmente un impacto ambiental; simultáneamente proponiendo dinámicas no solo de beneficio propio, marcaron el sendero que Matter debía seguir.
¡Definitivamente los bioplásticos eran mi camino!
Con esta premisa, conformé un equipo con la Escuela Superior Politécnica del Litoral e invertí en el desarrollo de nuevas fuentes de materia prima, visionando un futuro en que el Ecuador se convierta en un referente de cambio al generar productos biodegradables de manera local.
¡Seguimos trabajando por esta ola de cambio!