Este tipo de cosmética reduce o elimina el uso de aditivos químicos, las plantas empleadas en su fórmula proceden de la agricultura ecológica y de esta forma pueden prometer un mayor respeto por el cuidado personal y el del entorno, además de que no se testa en Animales, lo que implica incluir en su producción una visión cercana al bienestar animal, y que sus ingredientes se han elaborado sin contaminar ni dañar el medioambiente. Aunque la cosmética ecológica pueda parecer, porque lo es, una tendencia actual, en realidad cuenta con antecedentes muy antiguos. Algunos hallazgos arqueológicos certifican que ya hace 6.000 años los primeros egipcios utilizaban hierbas aromáticas, resinas, bálsamos, negro de ojos o polvos para cuidarse y embellecerse. La humanidad lleva aplicándose ese tipo de productos naturales en cabello, cara, cuerpo o manos desde siempre. Por ejemplo aceites vegetales y esenciales, aguas florales también conocidas como hidrolatos, ceras, mantecas, extractos de plantas, arcillas o sales. En cuanto a la salud personal y medioambiental la gente suele acudir a la cosmética bio por salud Por ejemplo personas con problemas de alergias en pos de ingredientes más afines y más respetuosos con su piel. Un caso típico sería el de desodorantes libres de compuestos que causan irritaciones en las axilas, la alternativa de esto es la piedra de alumbre, o los desodorantes 100% hecho a base de ingredientes naturales, que no contienen químicos y no intoxican la piel. También abundan los consumidores concienciados con el cuidado de la salud planetaria además de la personal, que introducen productos ecológicos en su alimentación y están interesados en las compras verdes.