El futuro de la industria gastronómica

Debido a la pandemia, el impedimento de visitar restaurantes ha hecho que las personas se den cuenta de cuán importante son. Comer fuera de casa satisface necesidades que parecen fundamentales para la naturaleza humana, como tener citas románticas, cerrar negocios, reunirse con amigos, etc.

Según un artículo de Rachel Griffith del Instituro de Estudios Fiscales, las decisiones de los hogares sobre si hacer su propia comida o comprarla no solo están determinadas por el costo inicial de esas cosas. También dependen de lo que los economistas llaman “costos sombra”.

El verdadero costo de una comida en casa implica no solo los ingredientes, sino también el tiempo dedicado a las compras y la preparación de los alimentos. En una era de baja participación femenina en la fuerza laboral, los costos sombra eran bajos. Pero a medida que más mujeres ingresaron a la fuerza laboral durante el siglo XX, esta ecuación cambió, aumentando el costo sombra de cocinar. Ahora, una mujer trabajadora que cocina la cena, estaría sacrificando tiempo que de otro modo podría usarse para ganar dinero.

Este cambio radical se fue viendo en todas las clases sociales; con el aumento de los trabajos intensivos en conocimiento y la globalización hicieron que el trabajo de los ricos fuera más gratificante y agradable desde el punto de vista financiero. Trabajar en la noche se convirtió en un signo de estatus. El resultado fue que las personas con más dinero para gastar en salir a cenar lo necesitaban cada vez más, ya que tenían menos tiempo libre.

¿Qué dice la historia de los restaurantes sobre su futuro? La gente ha disfrutado de su reapertura. En las últimas semanas, las reservas de restaurantes en todo el mundo se han acercado a sus niveles previos a la pandemia. Los mejores están reservados durante meses: los nerds de Silicon Valley han creado bots automatizados que reservan mesas instantáneamente.

La pandemia ha llevado a muchas personas a comprar más comida para llevar que antes, los ingresos de Uber por el servicio de delivery ahora superan lo que gana por su servicio de transporte. Los restaurantes no tienen más remedio que seguir adaptándose. Eso significa alejarse aún más del modelo utilitario del siglo XVIII y antes, y en cambio duplicar lo que hacen mejor: ofrecer a quienes necesitan comer una muestra de romance, glamour y amor.

 

Fuente: Restaurantes post pandemia

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