Un material es considerado biodegradable cuando estos se descomponen bajo la influencia de microorganismos en condiciones de ambiente adecuadas; ya que los hongos y bacterias los usan como fuente de alimento.
Una de las ventajas de consumir y producir bioplásticos es la reducción de la huella de carbono y, algunas de las ventajas de utilizar almidón de maíz para fabricar envases biodegradables es que, además de ser uno de los biopolímeros más abundantes, estos recipientes poseerán buenas propiedades mecánicas, lo que permite que sean más resistentes. En la actualidad, Ecuador es excedentario en la producción de maíz, lo cual desvanece cualquier riesgo de soberanía alimentaria.
Cabe destacar que, algunos de estos envases, son aptos para uso en microondas, son resistentes, de apariencia agradable y ayudan a preservar la frescura de los alimentos.