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Considerar a la caña de azúcar más allá de un producto comestible es el objetivo en Queensland, Australia. La fabricación de bioplásticos es una de las formas de diversificar el mercado de la caña de azúcar, ya que estos tienen origen vegetal y contribuyen a la reducción de contaminación del medio ambiente debido a su capacidad de descomponerse a diferencia del plástico común.
Para la producción masiva de este bioplástico no sólo se necesita del recurso renovable y el personal altamente cualificado, sino también un entorno comercial y político que garantice la viabilidad del mercado. Así lo afirma Kevin Brog presidente de Canegrowers Mackay, organismo que representa a los productores de caña de azúcar del estado de Queensland, al recalcar que lo más importante es tener políticas gubernamentales y financiamiento que respalden a la industria. De esta forma sería factible la investigación sobre qué parte de la caña contribuye a la fabricación de plástico.
Actualmente la organización Canegrowers ha tenido varios acercamientos a empresas para evaluar su interés en los empaques a base de plantas, además de trabajar en conjunto con los organismos del gobierno estatal para evaluar su demanda. Se asegura que a causa de la pandemia de COVID-19 se ha fortalecido la dependencia del país en las importaciones del extranjero. Por ello el Departamento de Desarrollo, Innovación y Turismo del Estado de Queensland, en un comunicado hizo evidente su compromiso de crear un sector de biotecnología industrial y bioproductos sostenibles para el 2035, porque garantizarían un fuerte crecimiento en la tasa laboral del estado. El mencionado sector se centra en el desarrollo y la fabricación de productos como bioplásticos, biocombustibles, productos químicos verdes, bioenergía, nuevos productos alimenticios y proteicos, extractos de plantas y cuidado personal, salud y bienestar.